El primer trabajo que Euristeo ordena a Hércules es traerle la piel
del león de Nemea.
Hércules
se pone en camino hacia Nemea, que está a unos veinte kilómetros de Tirinto,
y llegado a Cleonas se aloja en casa de un trabajador llamado Molorco, a
quien ve dispuesto a ofrecer un sacrificio a Zeus Salvador.
Hércules le disuade de hacer entonces el sacrificio, convenciéndole de
que espere treinta días, al término de los cuales si Hércules regresa
vencedor debía Molorco ofrecer en efecto el sacrificio a Zeus Salvador, y en
caso de que Hércules pereciese en el intento, ofrecérselo al propio
Hércules en calidad de héroe. A continuación se encamina a los
parajes frecuentados por el león, a quien encuentra, y empieza por
dispararle sus flechas, no sabiendo que la fiera era invulnerable. Pero a
ver que las flechas le rebotaban en la piel, lo persigue con la maza
acorralándole en una cueva que tenía dos salidas; después de cegar una de
ellas penetra en la cueva, y pasándole el brazo por el cuello lo ahoga o
estrangula. Se dispone después a desollarlo, cosa que no consigue hasta que
se le ocurre hacer el primer desgarro con las propias uñas de la fiera.
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