Desde la seccion de Recuerdos Del Foro de Jovenes Mayores de 40 les traigo este relato de nuestra amiga Hipatia. Disfrutalo y animate a contarnos una anecdota de tu vida.
Mi Infancia
El día que encontré un billete de banco
Nací en un pequeña ciudad del norte de España por ser la primera hija de mis padres y por el miedo de mi madre al parto y sus dolores (siempre ha sido ella algo miedosa), por tanto recaló en la casa de su madre (mi abuela) para tenerme a mi, ya que ellos vivían en la ciudad de León sin mas familia.
De mi nacimiento no quiero ahora contar nada, pero si que mi infancia gira en torno a esa pequeña ciudad (que no pueblo) que marco toda mi vida y dejo en mi raíces fuertes y sanas que me atan a esta tierra , a la que elegí después para tener a mis hijos y morirme en ella.
Cuentan que en ella, se vivieron uno de los peores frentes de la guerra civil, con muchos fusilamientos y desapariciones.
Al ser mi abuelo minero y morir en plena juventud (36 años), y justo cuando comenzó la guerra, fue tapado con la bandera republicana, quedo en el animo de mi familia el míedo cerval a las represalias (que después se dieron) .
Describo este marco solo para hacer entrar al lector en el sentir de esa familia, hacia todo lo que representara política del otro régimen.
Mis recuerdos infantiles giran alrededor de mis abuelos y mis tíos (hermanos de mi madre que me tenían como a una muñeca ya que todos eran solteros y trabajaban fuera de casa, así que las anécdotas proliferan en mi vida.
Siempre he sido una niña muy despierta, delgaducha como un pajarito e igual de inquieta, que correteaba las siete partidas de Roma, incansable como todo niño de la época , en la que todas nuestras obligaciones en verano eran jugar y correr ( sin clases de ingles ni particulares ni nada de eso)
Corría el principio de los años 60 y por aquel entonces los automóviles eran escasos y solo los muy ricos los tenían, así que los niños podíamos correr a nuestras anchas por todas partes sin peligro alguno.
Como ya he relatado mas arriba yo era una niña delgaducha y de mal comer , así que en cuanto llegaban las vacaciones de verano mi padre me dejaba en casa de mi abuela para que tomara fuerza con los sanos aires del Norte, y ver si allí comía mejor.
Al ser una niña de ciudad, todos los recovecos del río, o el bosque me encantaban y corretear entre los patios de las antiguas casas (algunas abandonadas) y por sus jardines llenos de hortensias gigantes como árboles o las mimosas fragantes del verano.
Delante de la casa de mis abuelos discurría un paseo llamado “Del Niño” puesto que por allí paseaban las nodrizas (famosas en todo el mundo) con los cochecitos de los bebes ricos .
El tal paseo tenía muchos árboles y bancos para que no resultara cansado pasar la tarde con la chiquillería.
En una de esas tardes en las que yo correteaba por allí, me llamo la atención un papel color morado (eso lo recordé después, puesto que el tono del color aun no estaba en mis conocimientos) que estaba tirado detrás de uno de esos bancos del paseo.
Era un billete de banco enorme de unos 10 cm. por 15 de largo, lleno de imágenes y colores, sellos y firmas por todas partes.
Tome el billete y loca de intriga salí al galope a casa para enseñárselo a mis tíos, pensando que si era algo bueno me darían una peseta para comprarme Tebeos o algún dulce.
Al llegar a casa solo estaba mi abuela (sentada en la puerta pelando patatas)(mi abuela se había vuelto a casar hacia muchos años y yo adoraba a mi abuelo Pepe ( que así se llamaba).
Entre como una tromba diciendo “ Güelitaaaaa” Güelitaaaaaaa , mira lo que me he encontrado , y saque el billete con devoción como si de La sabana santa se tratara”
La cara de mi abuela al ver aquel billeton era para pintarla y que nunca se olvidara, PURO ASOMBRO.
¿Donde encontraste esto niña? Debajo de un banco güeli ¿es bueno? ¿vale mucho? mi abuela empezó a ponerse pálida y temblorosa , tragaba saliva y tenia los ojos abiertos como platos.
Yo insistía rodeándola por todas partes para ver el billete y tomarlo de sus manos para verlo mejor, pero ella giraba y decía “ deja, deja nena “ ante mi insistencia de saber si aquello que yo había encontrado era algo bueno , doblo cuidadosamente el billete y se lo guardo en el escote , al tiempo que se agachaba hasta mi , poniéndose un dedo en la boca , y con aire de conspiración me dijo :
Sssssssssssss calla nena que no te escuche nadie, miraba para los lados y me dijo ¿este billete? Es de la guerra, de esos que hicieron los republicanos, así que si se enteran que tenemos uno? vendra la policía y nos meten presas a ti y a mi por tenerlo .
En mi inocencia yo le dije :¡¡ Gúeli rómpele , rómpele¡¡ y la cara de susto de mi abuela era aun mayor , ¿ romperle ¿ NOOO ¿ y si ven los trozos en la basura? No no no , entonces quémale ,(le dije en mi inocencia ) viendo ya que meterían en la cárcel a toda mi familia por mi hallazgo .
Mi abuela alzándose en toda su magnificencia y emulando a Agustina de Aragón me dijo, ¡ no nena ¡ yo lo guardare muy bien y así nadie sabrá que lo encontraste , bueno güelita , pero guárdalo bien .
Y me di media vuelta para salir a jugar otra vez, ( pero muy preocupada por el destino de mi abuela , y el legado que yo en mi ignorancia le había dejado), cuando estaba a punto de salir mi abuela , me llama y como no queriendo dar importancia a la cosa me dice, ¿ nena ¿ de esto no le digas nada a nadie, ni a tus tíos , ni a tus padres,¡¡ y menos al abuelo¡¡ yo se lo prometí y me marche a jugar .
Y pasados unos días le veo a mi abuela con un equipo completo de ropa , zapatos de los buenos , un bolso y se había hecho hasta la permanente.
En casa dijo que tenia unos ahorrillos y que necesitaba la ropa,( y como no le había pedido dinero a nadie , no se preocuparon) así que no paso a mas la cosa.
Y con el devenir del tiempo un día veo que mis padres tenían en un sobre unos billetes iguales al que yo me había encontrado, (los habían sacado del banco para comprarse un automóvil) entonces tome aquellos billetes con el miedo de tocar una víbora y estuve en un tris de tirarlos a la lumbre, menos mal que mi padre me atajo por el camino ,asustados al ver que en un descuido terminaba con sus ahorros.
Lógicamente me preguntaron ¿porque había hecho eso? Y entonces entre llantos les conté lo que había pasado con el otro billete que mi abuela tan generosamente había escondido para que no me pasara nada.
La reacción de mis padres fue de risa total , decían “Mira la vieja que lista fue” yo no comprendía nada , así que mi padre me dijo que ese billete era de curso legal , y no de la guerra ( como mi abuela me dijo) y su equivalencia era mas o menos el de ahora de 1000€ , ( por aquel entonces mi abuelo ganaba 7 pesetas diarias (estaba bien pagado) y el billete era de 100 pesetas de las de entonces) así que comprendí de golpe la cara que había puesto mi abuela ,y el regalo que le di aquella tarde.
Esto aun se relata en mi familia los días de Navidad en medio de las risas recordando la astucia de la abuela.
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