viernes, 1 de junio de 2012

Datos macabros


1. Algo tendría de excéntrico Miguel Barragán, presidente de México en 1836 quien como última voluntad pidió que su cuerpo fuera dividido y conducido a los lugares donde había escrito la historia de su vida: su cadáver fue distribuido en varios lugares de la República, una parte quedó sepultada en la Catedral de México y los ojos en el Valle del Maíz, San Luis Potosí donde nació; el corazón en Guadalajara, donde había sido comandante general; las entrañas en la colegiata de Guadalupe y en la capilla del señor de Santa Teresa, en testimonio de su devoción a estas imágenes y la lengua en San Juan de Ulúa, en recuerdo de haber tomado posesión de la fortaleza al rendirse los españoles en 1825.

2. La admiración por una persona puede rebasar los límites de su vida y seguir hasta en la muerte. Tal fue la última voluntad del presidente Anastasio Bustamante: que su cuerpo fuera sepultado, pero su corazón, colocado en una urna, reposara junto a los restos de Agustín de Iturbide. Y así fue, a partir de 1853, en la capilla de San Felipe de Jesús de la Catedral Metropolitana, bajo el osario de Iturbide se encuentra la urna con el corazón de Bustamante.
Continua

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