jueves, 18 de abril de 2013

Un Domingo Sin Mis Padres


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Mi primer recuerdo de nuestra llegada a la colonia Metropolitana 3ª Sección en Neza, es mi intento de rescatar un carrito de una fosa séptica que nos estaban excavando para el baño y yo intentaba llegar a mi juguete estirándome desde la orilla hacia el fondo del pozo, cuando escuche gritar a mi madre y en seguida sentí como mi padre me levantaba y alejaba del peligro entregándome a los brazos de mi madre, quien se encargaría de ponerme una buena chinga y después me consolaría, como siempre sucedía.
Cuando nos cambiamos a vivir en esta casa yo contaba con cinco años a lo mucho y era un niño por demás cuidado y protegido (Cosa que a mi padre no le hacía ninguna gracia, como olvidar las discusiones sostenidas por mis padres por culpa de los cuidados que mi madre me prodigaba. Mi padre solicitando que me dejara salir a la calle a juntarme con los chamacos de la cuadra y mi madre negándose a hacerlo, argumentando que me podía perder o lastimar. A lo que mi padre respondía - Déjalo que se haga hombrecito, chingao. si sigues así me lo vas a volver maricón. No chingues, Rosa).


Continua

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